Publicado 13/06/2025 05:47

La contaminación por mercurio sigue creciendo en el Ártico

El mercurio (Hg) es un problema ambiental en el Ártico, donde se encuentran altas concentraciones en depredadores superiores como los osos polares y las ballenas dentadas.
El mercurio (Hg) es un problema ambiental en el Ártico, donde se encuentran altas concentraciones en depredadores superiores como los osos polares y las ballenas dentadas. - RUNE DIETZ

   MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -

   Una nueva investigación danesa ha constatado que las corrientes oceánicas se han convertido en una fuente importante de contaminación por mercurio en el Ártico.

   A pesar de la reducción global de las emisiones de mercurio, las concentraciones en la fauna del Ártico siguen aumentando. Un nuevo estudio publicado en Nature Communications por investigadores de la Universidad de Aarhus y la Universidad de Copenhague revela que las corrientes oceánicas podrían estar transportando la contaminación heredada por mercurio al Ártico, lo que representa una amenaza a largo plazo para los ecosistemas y la salud humana.

   "Hemos monitoreado el mercurio en los animales del Ártico durante más de 40 años. A pesar de la disminución de las emisiones globales desde la década de 1970, no observamos una disminución correspondiente en las concentraciones en el Ártico; al contrario", afirma el profesor Rune Dietz de la Universidad de Aarhus.

   El mercurio liberado a la atmósfera por fuentes como la combustión de carbón y la minería de oro puede permanecer en el aire durante aproximadamente un año. Sin embargo, una vez que entra en el océano, puede persistir durante más de 300 años. Esto significa que, incluso con las actuales reducciones de emisiones, el Ártico podría seguir experimentando niveles elevados de mercurio durante siglos.

LA HUELLA DEL MERCURIO EN LA FAUNA DEL ÁRTICO

   Los investigadores analizaron más de 700 muestras ambientales -incluyendo tejidos de osos polares, focas, peces y turba- de Groenlandia, recolectadas durante los últimos 40 años. Al examinar la composición de seis isótopos comunes de mercurio, identificaron diferencias regionales distintivas que se alinean con los patrones de las corrientes oceánicas.

   "Estas firmas isotópicas actúan como huellas dactilares, revelando las fuentes y las vías de transporte del mercurio", explica el investigador principal Jens Sandergaard, de la Universidad de Aarhus.

   Por ejemplo, el centro-oeste de Groenlandia está influenciado por la afluencia del Atlántico a través de la corriente de Irminger, mientras que otras regiones están dominadas por las corrientes del océano Ártico.

IMPLICACIONES PARA LA REGULACIÓN GLOBAL DEL MERCURIO

   El mercurio es una potente neurotoxina. En los principales depredadores del Ártico, como los osos polares y las ballenas dentadas, las concentraciones son ahora entre 20 y 30 veces superiores a las de antes de la industrialización. Esto supone graves riesgos para la salud no solo de la fauna silvestre, sino también de las comunidades indígenas que dependen de los mamíferos marinos para su alimentación.

   "El mercurio afecta el sistema inmunitario, la reproducción y posiblemente las funciones sensoriales de los animales, lo que puede afectar su supervivencia", afirma el profesor Christian Sonne de la Universidad de Aarhus.

   Los hallazgos tienen implicaciones significativas para el Convenio de Minamata sobre el Mercurio de la ONU, cuyo objetivo es reducir la contaminación global por mercurio. El estudio ofrece una posible explicación de por qué los niveles de mercurio en la biota ártica se mantienen elevados a pesar de la disminución de las emisiones atmosféricas.

   "El transporte de mercurio desde fuentes importantes como China hasta Groenlandia a través de las corrientes oceánicas puede tardar hasta 150 años", afirma Rune Dietz. "Esto ayuda a explicar por qué no se han reducido los niveles de mercurio en el Ártico".

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