MADRID, 1 Oct. (EUROPA PRESS) -
Con claridad sin precedentes, científicos han observado directamente una zona de subducción (donde una placa tectónica se sumerge bajo otra) en plena ruptura en el noroeste del Pacífico.
El descubrimiento, publicado en Science Advances, arroja nueva luz sobre la evolución de la superficie terrestre y plantea nuevas preguntas sobre los futuros riesgos sísmicos en la región.
Las zonas de subducción son los escenarios de los eventos tectónicos más poderosos de la Tierra. Impulsan continentes por todo el planeta, desencadenan terremotos devastadores y erupciones volcánicas, y reciclan la corteza del planeta en las profundidades del manto.
Pero no duran para siempre. Si lo hicieran, los continentes colisionarían y se apilarían sin cesar, borrando océanos y el registro del pasado de la Tierra. La gran pregunta que se han planteado los geólogos es: ¿cómo exactamente se desintegran estos poderosos sistemas?
"Poner en marcha una zona de subducción es como intentar empujar un tren cuesta arriba: requiere un esfuerzo enorme", afirmó en un comunicado Brandon Shuck, profesor adjunto de la Universidad Estatal de Luisiana y autor principal del estudio. Pero una vez que se mueve, es como si el tren se precipitara cuesta abajo, imposible de detener. Para detenerlo se requiere algo drástico: básicamente, un descarrilamiento. Shuck realizó la investigación mientras era investigador postdoctoral en el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty, que forma parte de la Escuela de Clima de Columbia.
Frente a la costa de la isla de Vancouver, en una región de Cascadia donde las placas Juan de Fuca y Explorer se mueven lentamente bajo la placa norteamericana, los científicos han encontrado la respuesta. Utilizando una combinación de imágenes de reflexión sísmica (esencialmente un ultrasonido del subsuelo terrestre) y registros detallados de terremotos, el equipo ha capturado una zona de subducción en proceso de desintegración.
Los datos sísmicos se recopilaron durante el Experimento de Imágenes Sísmicas de Cascadia de 2021 (CASIE21) a bordo del buque de investigación Marcus G. Langseth del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty. El experimento fue dirigido por la científica de Lamont, Suzanne Carbotte, coautora del nuevo artículo, junto con su colega de Lamont, Anne Bécel. Los investigadores enviaron ondas sonoras desde el barco al lecho marino y registraron los ecos utilizando un conjunto de dispositivos de escucha subacuáticos de 15 kilómetros de longitud. Esto produjo imágenes de alta resolución de fallas y fracturas en las profundidades del lecho oceánico, revelando los lugares donde la placa se está rompiendo.
"Esta es la primera vez que tenemos una imagen clara de una zona de subducción en pleno proceso de extinción", afirmó Shuck. "En lugar de cerrarse de golpe, la placa se está desgarrando pieza por pieza, creando microplacas más pequeñas y nuevos límites. Así que, en lugar de un gran descarrilamiento, es como ver un tren descarrilar lentamente, de vagón en vagón".
Carbotte añade que los científicos saben desde hace décadas que la subducción puede detenerse cuando las regiones flotantes de las placas oceánicas alcanzan una zona de subducción. "Pero antes no teníamos una imagen tan clara del proceso en acción", concluye. Estos nuevos hallazgos nos ayudan a comprender mejor el ciclo de vida de las placas tectónicas que dan forma a la Tierra.
El equipo observó desgarros que atravesaban la placa Juan de Fuca, incluyendo una ruptura masiva donde la placa descendió unos cinco kilómetros. "Hay una falla muy grande que está rompiendo activamente la placa [en subducción]", explicó Shuck. "Aún no está completamente desgarrada, pero está cerca". Los registros sísmicos confirman el patrón: a lo largo del desgarro de 75 kilómetros de longitud, algunas secciones aún presentan actividad sísmica, mientras que otras presentan un silencio inquietante. "Una vez que un fragmento se ha desprendido por completo, ya no produce terremotos porque las rocas ya no están adheridas", explicó. Esa brecha de sismicidad ausente es una señal reveladora de que parte de la placa ya se ha desprendido y que la brecha está creciendo lentamente con el tiempo.
El estudio descubrió que esta ruptura ocurre en etapas, a través de lo que los investigadores denominan terminación "episódica" o "fragmentaria". En lugar de una ruptura repentina que atraviese toda la placa tectónica, esta se desgarra gradualmente, sección por sección.
Al desprenderse en fragmentos más pequeños, la placa más grande pierde impulso, como si cortara los vagones de un tren desbocado, y finalmente deja de ser arrastrada hacia abajo. El tiempo que tarda cada fragmento en desprenderse en millones de años, pero juntos estos episodios pueden paralizar gradualmente todo un sistema de subducción.
Esta ruptura episódica ayuda a explicar características desconcertantes de la historia de la Tierra que se conservan en otros lugares, como fragmentos abandonados de placas tectónicas y estallidos inusuales de actividad volcánica. Un ejemplo sorprendente se encuentra frente a Baja California, donde los científicos han observado durante mucho tiempo microplacas fósiles: los restos fragmentados de la otrora enorme placa Farallón.
Durante décadas, los investigadores supieron que estos fragmentos debían ser evidencia de zonas de subducción moribundas, pero el mecanismo que las creó no estaba claro. Cascadia ahora proporciona esa pieza faltante: las zonas de subducción no colapsan en un solo evento catastrófico, sino que se deshacen paso a paso, dejando microplacas como evidencia geológica.
De cara al futuro, los investigadores están explorando si un gran terremoto podría romper una de estas grietas recién descubiertas o si las grietas podrían influir en el modo en que se propagan.